Una cucaracha se pasea silenciosa por la mesa donde la enfermera, pulcramente vestida de blanco, revisa la ficha de un paciente. Con sus patitas espinosas y antenas en forma de pequeños hilos oscuros que mueve de arriba a abajo mientras se arrastra, la cucaracha pasa por la torrecilla de papeles que guardan ingresos, estados de salud, recetas. La enfermera no advierte al insecto, o parece no importarle en lo más mínimo.
Este es el cuarto piso del principal hospital de León. Un piso oscuro y húmedo donde el olor a desinfectante se mezcla con el de orines y sangre. Donde las cucarachas anidan en las cortinas, en los baños apestosos y destruidos, en las gavetas donde los pacientes deben guardar sus pertenencias y en las camillas chirriantes por oxidadas, con el cuero de sus colchones con tantas heridas como las de los enfermos –mujeres, hombres, niños, ancianos- que en ellos descansan. Aquí las cucarachas se reproducen a sus anchas, entre los quejidos de dolores ajenos y el vaivén de enfermeras y doctores que no advierten, o parece no importarles en lo más mínimo, los bichos oscuros que pueblan el sanatorio.
– ¡Mire, mire, ahí va una!
Alba Poveda hace una mueca de asco mientras sigue con la vista una pequeña cucaracha que ha salido de las cortinas de la sala de enfermos, justo encima de la camilla donde convalece su hermano, Pedro, hospitalizado por dolores en el páncreas causados por tanto consumo de licor barato. La mujer levanta la cortina –de tela floreada, casi transparente por lo vieja– y al otro lado aparece otra cucaracha. Sacude la mesilla a la par de la camilla y salen más insectos. La mujer se encoge de hombros.
–Hay muchas cucarachas–dice–Se suben a las camas y en las noches es peor. Se alborotan. Cuando uno está dormido le recorren el cuerpo.
No debe ser nada agradable sentir el cosquilleo de esas patitas atravesando el cuerpo. Pero los pacientes tienen que conformarse con apartarlas de un manotazo. Después de todo no tienen otra opción. Puede más el dolor sufrido que un impertinente insecto. Así es que, con la mayor naturalidad, enfermos, personal médico y cucarachas conviven día a día en el Hospital Escuela Oscar Danilo Rosales Argüello (Heodra).
Infraestructura en decadencia
Las autoridades han hecho “de todo” para exterminar las cucarachas, al menos eso dijeron los doctores. Uno de ellos, que portaba una bata de un blanco curtido, bromeó diciendo que si una bomba atómica explotara sobre el Heodra, era seguro que las únicas sobrevivientes serían las cucarachas. Hay que tener un buen sentido del humor para aguantar esta situación.
Si bien aquí no ha detonado ningún explosivo atómico, la apariencia del hospital es la de un edificio que quedó en pie después de una catástrofe o una guerra: paredes con grietas en las esquinas, ascensores destartalados que no funcionan (y si lo hacen es una buena oportunidad para poner a prueba la adrenalina), cielo raso que hace mucho pasó a mejor vida dejando al descubierto grandes huecos en el tejado, ventanas sin persianas por donde entran las palomas a hurgar en los cuartos, una morgue dispuesta al lado de un basurero donde abundan los desperdicios.
El edificio, en fin, superó su capacidad hace mucho, advierte el mayor Gustavo Ramos, jefe de Defensa Civil de León, institución que ha estudiado las condiciones estructurales del Heodra.
“El hospital ya presenta todo tipo de problemas, ya dio su vida útil. A esta edificación se le ha recargado con equipamientos, anexos, sistemas por lo que su peso tiene problemas. Así es que el cambio está en manos de las autoridades. Nosotros hemos recomendado buscar otro lugar, hacer una estructura en un lugar seguro”, explica Ramos.
Así es que el de las cucarachas es apenas uno de una larga lista de males que padece el hospital y que incluyen graves problemas como la falta de camas, cuartos repletos de pacientes –por lo que muchos tienen que esperar con sus dolores en los pasillos–; baños clausurados por su pésimos estado, escasez de medicamentos, aparatos para realizar exámenes y equipo médico (el hilo para suturar es de tan mala calidad que las heridas se vuelven a abrir y el paciente regresa al hospital). Los familiares de los enfermos tienen que rebuscársela para comprar su medicina o pagar los exámenes. “La consulta es gratuita”, dice Alba Poveda, “pero de qué sirve si uno tiene que buscar por su cuenta para la medicina y los exámenes”. El Heodra, en fin, es el espejo en el que se refleja el mal estado de la salud pública nicaragüense.
Salud gratuita pero sin medicinas
Cuando el presidente Daniel Ortega asumió el poder en enero de 2007, lo hizo arropado por un discurso social y humanista. Su prioridad, dijo, no era solo mantener estable la macroeconomía o cumplir al pie de la letra las exigencias de organismos multilaterales. “Arriba los pobres del mundo”, rezaba su campaña oficial y hablaba de que su Administración se enfocaría principalmente en aliviar la pobreza, cuenta pendiente de los “gobiernos neoliberales” anteriores.
Así es que con bombos y platillos la que era entonces ministra de Salud, Maritza Cuan –cartera dependiente desde entonces del consejo que preside la primera dama Rosario Murillo, una situación sin precedentes en la Nicaragua democrática–, anunció que el Gobierno restauraría la gratuidad total en el sistema de salud pública, lo que significaba no pagar ni un córdoba por la atención médica, las medicinas, los exámenes de laboratorio y las cirugías. Cuan anunció, además, que “pronto” en el país habría “pleno abastecimiento” de medicamentos en todos los hospitales y centros de salud. Era la promesa “cumplida” del nuevo Gobierno “cristiano, socialista, solidario”.
Desde entonces, mucha agua ha corrido por el Ministerio de Salud, una de las carteras más inestables del Gobierno. El Minsa, desde 2007, ha contado con tres ministros. Cuan renunció al ministerio supuestamente por problemas de salud, tal y como lo explicó en aquel momento el diputado y líder sindicalista Gustavo Porras.
Sin embargo, hubo versiones que afirmaban que la ministra había renunciado por presiones de la primera dama Rosario Murillo. Aparentemente, Murillo se disgustó con ella porque la ex ministra publicó una pauta publicitaria sin su consentimiento. Cuan era una de las funcionarias más respetadas del Gobierno, ganó simpatía al ponerse al frente de las labores de emergencia tras el paso del huracán Félix en septiembre de 2007, que arrasó con poblados enteros en las regiones norte del Caribe y mató a casi 300 personas.
Reducción presupuestaria
A la par de la inestabilidad administrativa se desencadenó la reducción presupuestaria para salud, anunciada por el presidente Ortega tras el recorte de ayuda que países europeos entregaban al Presupuesto General de la República, un duro golpe para los planes de salud gratuita. Un estudio preparado por el Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (IEEPP), muestra que en 2009 los recursos destinados a reducción de la pobreza disminuyeron en 503.4 millones de córdobas. Para 2010 el estudio estima que esos recursos sufrirán una disminución aún mayor, por el orden de los 672.8 millones de córdobas. Y el principal golpe se lo llevan carteras tan sensibles como la de la Salud.
“El presupuesto de 2010, refleja una importante reducción al gasto de capital (-36.4% en relación al 2009), especialmente el destinado a la construcción, rehabilitación y equipamiento tanto para el primer nivel de atención como para atención hospitalaria”, reza el informe del IEEPP. El gasto de capital en el Minsa pasa de 586 millones de córdobas en 2009 a 373 millones en 2010.
“La oferta de los servicios de la salud está cada vez más rezagada frente a la estrechez presupuestaria del Estado. La infraestructura actual en centros y puestos de salud, hospitales primarios, casas maternas y seguridad social, es deficiente, sin capacidad de respuesta frente a las demandas de medicinas, laboratorios, equipo quirúrgico, salas y número de camas, y otros servicios relacionados con la niñez y la atención materna. En este sentido, no basta con declarar gratuita la salud, si los pacientes no son atendidos por esta falta de capacidad de repuesta de las instituciones del Estado al frente de este sector”, establece el IEEPP. El espejo en el que se refleja esa realidad, es el principal hospital de una de las mayores ciudades del país, el Heodra de León.
Un Hospital-Escuela sin equipos
*Estudiantes se preparan en condiciones precarias
Resulta increíble ver cómo los estudiantes de medicina, con sus nuevas batas blancas, reciben clases en pleno pasillo del Heodra sentados en viejas bancas frente a un profesor que toma una lámina de radiografía y la superpone en una ventana a la que le faltan las persianas. Gracias a la luz del sol –y no a una lámpara especial ni a salón acondicionado– el profesor explica a los estudiantes los daños que presenta ese órgano (aparentemente el hueso de una extremidad) mientras los jóvenes lo escuchan sin ánimo dado el sopor del mediodía. A su alrededor, palomas de plumas grises se pasean con sus patas rojas por el piso, familiares esperan echados en los rincones algún pronóstico de sus enfermos, mientras el quejido de los dolores llega del interior de los cuartos húmedos y hediondos.
En uno de esos cuartos convalece un viejo de piel oscura y muy arrugada, que tiene sus muñecas hinchadas y moradas de tantos pinchazos para conectarlo al suero. El viejo no habla, está sentado, encorvado, sin moverse. Está solo, abandonado en este cuarto ubicado a la par de un baño hediondo, con los lavamanos llenos de vómito y las cucarachas dándose un banquete.
– ¿Usted cómo se llama?--.
El viejo levanta la vista y mira con unos ojos apagados. Parece casi sordo. Se ve tan débil. Su voz apenas es un murmullo. Incomprensible.
–Lo dejaron solo–. La voz es la de una mujer que se asoma al cuarto al ver a unos intrusos que se han pasado la mañana paseando por el hospital. Ella arquea las cejas cuando ve cámaras y grabadoras.
La mujer se llama Dionisia Hernández. Explica que es de Mina Rosita, en la Costa Atlántica, y que ha venido a León, a este hospital que es de referencia, para que le vean a su hijo, Adonis. El muchacho, un adolescente de 14 años muy delgado y pálido a pesar de su piel morena, sufre de dólares en el pecho y se cansa fácilmente. “Es el corazón”, dice la mujer, quien luego enseña papeles amarillentos en los que un médico ha garabateado recetas incomprensibles.
— ¿Qué son?—.
—Un examen para que le vean el corazón y medicamentos—.
En una de las recetas se alcanza a leer Metroprolol, un tratamiento para desórdenes severos en el sistema cardiovascular. A Adonis le recetaron 10 tabletas. Cada tableta, en una farmacia de Managua, se cotiza a 13 córdobas.
— ¿Ya se los compró? —.
La mujer niega con la cabeza.
— ¿Qué tiene su hijo? —.
Dice que no lo sabe a ciencia cierta. Que siempre pregunta a los médicos y éstos le preguntan si ya hizo el examen o si ya le compró los medicamentos. Calla. Mira al muchacho
—Ni siquiera fui a la farmacia para saber cuánto cuesta. ¿De dónde voy a agarrar reales para comprar la medicina o hacer el examen?—.
Silencio.
El HEODRA un botón de muestra
La estrategia de salud del Gobierno
* Se propone “erradicar las prácticas neoliberales de privatización del gasto en salud”, pero la inversión no crece
El Gobierno hizo pública la semana pasada una “estrategia de salud” cuya finalidad es “erradicar las prácticas neoliberales de privatización del gasto y de los servicios de salud”. El documento establece que la gratuidad de los servicios de salud es un primer paso para garantizar el acceso universal al que han llamado Sistema Nacional de Salud -que incluye a hospitales públicos, privados y previsionales. El proyecto forma parte del programa “Cariño y calidad en la atención”.
“El Minsa debe ser el garante de la implementación de la Política Nacional de Salud, y en sus establecimientos brindará servicios de salud completamente gratuitos a toda la población, incluyendo medicamentos y exámenes de laboratorio, los que deberán entregarse con cariño y calidad en los puestos, centros de salud, hospitales y centros especializados, así como, en mecanismos de extensión de cobertura como son las Casas Bases y Casas Maternas”, se lee en el documento.
La gratuidad de la salud representa un logro importante del Gobierno, reconocido por el 12% de la población, según la encuesta CINASE (unido a la educación gratuita, 10%, y proyectos sociales, 17%. El 38% cree que el presidente Ortega gobierna para “el pueblo”). El Sistema de Monitoreo de la Opinión Pública (Sismo) elaborado por M&R Consultores, muestra que del 55% de la población que ha asistido a un centro médico público, el 54.7% dijo que las autoridades les proporcionaron medicamento sin costo. Un 51% dijo que la atención había sido buena o excelente.
Sin embargo, la estrategia de gratuidad de la salud se puede venir abajo si el Gobierno no toma medidas urgentes, como es la garantía de un presupuesto decente para hacer frente al aumento en la demanda de los servicios sanitarios públicos, que podría hacer que el sistema colapse, como ha ocurrido en el principal hospital de León.
Un estudio del IEEPP muestra que en esa estrategia de gratuidad no se consideró un aspecto tan importante como el aumento en la demanda de medicamentos. “La oferta de productos medicinales ha sido deficitaria en relación al crecimiento poblacional. En la práctica, mantener los niveles de cobertura también requiere un gasto creciente para financiar los gastos asociados al incremento poblacional”, se lee en el informe.
Pero ese aumento en el gasto no se ha realizado. El IEEPP muestra que en Nicaragua el gasto per cápita en medicinas es de 4.5 dólares al año, alejado del promedio que se gasta en América Latina: 26 dólares por persona al año, según la Organización Mundial de la Salud.
Otro punto importante es la calidad y cantidad de los recursos humanos del sistema de salud pública. En Nicaragua hay 2,568 habitantes por médico, mientras que en El Salvador la cifra es de 1,997 y en Costa Rica 519 habitantes por médico. El IEEPP afirma que el Gobierno no sólo tiene el reto de aumentar la cantidad de médicos en el país, sino el número de personal auxiliar, enfermeras y paramédicos.
El mismo Gobierno reconoce las deficiencias del sistema, según se desprende del documento de Marco Presupuestario de Mediano Plazo 2010- 2013 (MPMP) preparado por el Ministerio de Hacienda y analizado por el IEEPP. El documento afirma:
“La red hospitalaria a pesar de los esfuerzos en inversión hechos en los últimos 32 meses del Gobierno Revolucionario, en general funciona con una infraestructura y equipamiento obsoleto, lo que crea desequilibrios entre los recursos humanos y la base técnico material, incidiendo en una baja productividad. La red hospitalaria requiere de una inversión sustantiva para renovar su infraestructura y garantizar los recursos humanos, financieros y materiales necesarios para responder a las necesidades de salud de la población”.
“Trabajamos con las uñas”
Deficiencias que se notan con claridad en los pasillos del Heodra. Javier Pastora es el jefe del Departamento de Cirugía del hospital. Explica que el departamento cuenta con 70 camas que no son suficientes para cubrir la demanda de la población.
“La población de León se ha triplicado. Antes teníamos dos hospitales, el hospital San Vicente y éste, que funcionaba como el de Seguridad Social. Treinta años después, desgraciadamente, León es la única ciudad de Nicaragua que no ha construido un hospital nuevo. Eso da una idea de la dificultad que enfrentamos para atender toda la demanda de la población”, explica el médico.
Pastora dice que su área se enfrenta a serios problemas como la calidad del hilo para suturar. “La calidad es mala y a veces se nos está reventando. Eso significa pérdida de tiempo y a veces un grado de riesgo para la seguridad del paciente”, dice.
– ¿El Ministerio manda ese hilo? –
–Lo que puedo decir es que lo del hilo es una opinión consensuada. Se ha planteado a nivel de Dirección y ellos han estado tratando de dar una respuesta para mejorar esto. Nosotros, por ejemplo, si tenemos un paciente con un traumatismo cráneo-encefálico no podemos hacerle una tomografía. ¿Sabe lo que significa tomar una ambulancia con un paciente delicado y trasladarlo hasta Managua? Esas son limitantes.
Limitantes que también denuncia Juan José Altamirano, médico asistencial del Departamento de Emergencia. Altamirano dice que los médicos de León “trabajamos con las uñas”. “A veces no sé cómo hacemos, pero damos respuesta al paciente. Aquí ni conocemos los rayos láser, no conocemos la resonancia magnética. La tomografía axial computarizada a nivel nacional sólo está en el Hospital Lenín Fonseca. Ésa son las carencias grandes. La medicina se ha desarrollado y nosotros estamos atrasados unos 20 años. Nuestra medicina es bastante humanitaria. Con lo poco que tenemos damos respuesta”, afirma Altamirano.
Veinte días velando por la salud de su hijo
La larga espera de Doña Juana
* Le piden un pote de leche para alimentar a su hijo (600 córdobas), exámenes de orina (500 córdobas), y unas inyecciones (700 córdobas).
La angustia se refleja en la cara Juana Sandoval, una anciana que en las últimas tres semanas ha tenido el Heodra por casa. Aquí vive, come y se lava. Y sobre todo espera una respuesta, una señal, de los médicos de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) donde su hijo, de 46 años, respira con un tubo metido en la nariz. Él es parapléjico y sufrió un ataque que hizo que su madre contratara un carro para trasladarlo desde la Paz Centro hasta este hospital. Ella cuenta su historia sentada en una vieja banca, a la par maletas con su ropa, toallas, un abanico eléctrico y agua. Todas sus pertenencias.
“Hace 20 días lo traje con calambres. Me lo miraron en la noche y me lo dieron de alta un viernes en la tarde. Yo pedí que me lo internaran, pero me dijeron que no porque era fin de semana y no había nadie que lo atendiera. El domingo me le agarra una convulsión a eso de las 11:30 de la mañana. Lo traje de nuevo y me lo internaron en la noche. Le entró fiebre y le pusieron paños. Nunca tuvieron nada que ponerle para bajar esa fiebre. Después la fiebre se convirtió en neumonía. Ya los doctores lo miraron sofocado, le pusieron oxígeno con un nebulizador. Por último me dicen que les diera permiso para meterlo a cuidados intensivos”, relata la señora, mientras se seca el sudor de la cara con una pequeña toalla.
Desde entonces, la estadía de Juana ha sido una larga y angustiosa espera. Y muy cara. Dice que los médicos le pidieron un pote de leche para alimentar a su hijo, a un coste de 600 córdobas. Le pidieron exámenes de orina que cuestan 500 córdobas. Y unas inyecciones de 700 córdobas.
– ¿Cómo ha hecho? –.
–Mi hijo es pastor evangélico y los hermanos me han ayudado. Yo he hecho lo que he podido. Tengo días aquí, estoy agotada. Aquí dormimos en el piso; gracias a Dios que nos dejan dormir en el piso. Si yo tuviera reales a mi hijo lo metiera en una clínica privada.
A doña Juana los médicos de la UCI le pidieron que firmara un papel, el permiso para hacerle a su hijo una traqueotomía.
–No quisiera que le hicieran eso. No quiero, no quiero. Pero me dicen que es necesario. Los médicos no me han aclarado qué es lo que tiene. Le hicieron una tomografía y dicen que puede ser un tumor, un derrame, algún coagulo en el cerebro. Le hicieron placa de pulmón, le hicieron examen de orina y no le encuentran nada.
La espera de Sandoval, junto a una hija que la acompaña, continúa en el Heodra.
Comentarios
ese hospital no lo contruyeron los sandinistas , sino el gobierno de somoza, que en ese lugar estban solo los de billete. y donde iban los pobres era al mantica , recuerden eso.ok no se llene la boca que los sandinistas los contruyeron. y no tenemos que agradecerles nada porque por eso se pagan impuestos, ademas no obsevan los salarios que ganan los buenos para nada de los diputados
COMO DIJO AMADO NERVO ..¿QUE MAS DÀ?VIDA NADA ME DEBES VIDA ESTAMOS EN PAZ.CADA PUEBLO TIENE LO QUE MERESE.SERA IRONIA DE LA VIDA QUE LA PRIMERA CIUDAD UNIVERSITARIA DE CENTROAMERICA Y PRIMERA CAPITAL DE NICARAGUA HOY ESTÀ SUMIDA EN LA IGNORANCIA,EL ABANDONO,LA PROSTITUCION DE LOS PUESTOS PUBLICOS AL MEJOR POSTOR Y EL REFUGIO DE LOS MAS DESPOSEIDOS O SEA LA PUERTA DONDE SE JUGAN LA VIDA Y LA MUERTE HOY ES UN CEMENTERIO VIVIENTE.QUE PENA POR EL ESLOGAN DE ESTA HERMOSA CIUDAD VIVA LEON JODIDO CUANDO ESTÀ COMO EL QUE CUIDA A RUBEN DARIO NO VÈ NO SIENTE PORQUE ESTÀ MUERTO.
El Dr Juan Altamirano esta con alto niveles de stress....es comprendible pero su rasonamiento no es de un medico es de un politico. Yo creo que el pueblo de Leon y las sociedad leonesa debe de empezar a recaudar fondos o demandar al gobierno o hacer un movimiento de la sociedad leonesa en pro del hospital. Eso dice mucho de Leon que fue una de la ciudades lideres en la ciencia medica. Esto no es de auditores ni de inspectores. Es una alerta sanitaria. Y eso no es nada si una cucaracha se le mete a un pasiente en una herida producto de una operación. Estos gobiernos que sustituyeron a Somoza acabo de creer que nos dejaron peor
y ahi donde lo ven ese hospital fue construido con fondos de las cotizaciones de los Asegurados..
con sudor de trabajadores que pagaban su seguro,
Dora Maria Tellez lo confisco..y miren en que lo han convertido...
Eso es características del gobierno sandinista. De que se asustan. Y lo que está por venir. Los leoneses deben agradecer a los sandinista el haber perdido la construcción de un hopsital en su ciudad.