Aura Lila Aguirre camina apresurada entre los pasillos oscuros y calurosos del mercado Roberto Huembes, zigzagueando con su pequeño cuerpo entre canastos repletos de verduras, flores y especies aromáticas. Aprieta entre sus pequeñas manos –morenas, redondas– papeles con sellos del mercado y la Alcaldía, documentos que constatan que es comerciante del Huembes y que está al día con el pago de los impuestos. Los necesita, explica haciendo una parada, para acceder a los préstamos que entregará el programa Usura Cero.
Aguirre se une esta tarde calurosa de abril a un grupo de mujeres que en una esquina del Huembes, en la zona de venta de flores y verduras, hablan del regreso de Usura Cero a este mercado capitalino, después de que las autoridades a cargo del proyecto decidieran retirarlo porque la primera fase resultó un fracaso.
-Es que estuvo estancado un año porque la gente no pagó, pero ahora nos van a prestar otra vez-, dice Aguirre, sin dejar de apretar los papales que la acreditan como propietaria de un salón de belleza, el local número A74.
DE REGRESO AL HUEMBES
El programa Usura Cero, impulsado por el Gobierno del presidente Daniel Ortega desde 2007, entrega pequeñas cantidades de dinero a mujeres comerciantes para que inviertan en sus negocios, con tasas de interés bajas, del 5% aproximadamente. Hace ya más de un año unas 350 comerciantes del Huembes fueron beneficiadas con este programa, pero muchas de ellas no cumplieron con sus pagos, lo que llevó a las autoridades del Ministerio de Fomento -que hasta mayo próximo controlan el programa- a cancelar los préstamos en este mercado capitalino.
El programa regresa al Huembes después de que varias comerciantes morosas lograran un acuerdo de pago para cancelar sus deudas, con lo que el Mific dio el visto bueno para desembolsar nuevamente los fondos.
-“Se está sacando a la gente que quedó mal” -, dice, en murmullos, Aguirre, como para evitar que otras comerciantes la escuchen. La mujer se despide de sus compañeras y sigue su camino por los apretados pasillos del mercado, apresurando el paso para entregar a la administración del edificio sus documentos para que la incluyan en la próxima entrega de Usura Cero.
SÓLO PARA MUJERES
Cuando el presidente Ortega lanzó oficialmente el programa en octubre de 2007, aprovechó para fustigar los préstamos que entregan las financieras privadas, que catalogó de “criminales”, y explicó que esta nueva iniciativa gubernamental era de carácter solidario, con microcréditos a intereses accesibles para ayudar en el desarrollo de pequeños negocios regentados por mujeres en un país donde según el Instituto Nacional de Información de Desarrollo (Inide), el 34,7% de las jefas de hogar se dedican a comercios comunales o personales como puestos en mercados o las pulperías.
Ortega dijo que Usura Cero era una iniciativa que contribuiría a sacar de la pobreza a las mujeres beneficiadas. El programa, explicó el mandatario, sería un éxito porque los pobres “son buena paga y nunca han quebrado un banco”.
Esa noche Ortega, arropado por su esposa Rosario Marillo y el cardenal Miguel Obando, entregó 2.5 millones de córdobas a más de 6 mil mujeres en Managua. Desde entonces, Usura Cero se ha ampliado al occidente y norte del país, pero la información sobre el impacto del programa es entregada de la misma forma que los préstamos: en cantidades pequeñas y de forma esporádica.
¿QUIÉN EVALÚA?
Hasta ahora no se ha conocido un informe independiente sobre los alcances de Usura Cero, más allá de declaraciones dadas por sus administradores en medios oficialistas. El Ministerio de Fomento publica de vez en cuando notas informativas con el arranque del programa en los departamentos, enumerando la cantidad de mujeres beneficiadas y el monto a entregar, pero no se conoce públicamente el alcance exacto del programa, el cumplimiento en los pagos de las beneficiadas o la recuperación de la cartera.
Hasta ahora la única forma cualitativa de conocer el impacto que Usura Cero ha tenido es hablando directamente con las mujeres que han obtenido créditos, como las comerciantes del Huembes que, después de un año cancelado, comienzan a recibir el dinero de un programa financiado por el Presupuesto General de la República, fondos del Alba y la cooperación taiwanesa.
MONTOS MUY PEQUEÑOS
El aire del Mercado Roberto Huembes está cargado de fragancias. Caminar por sus pasillos es desconcertar al olfato: la fragancia dulzona del clavo de olor en este puesto de especies, en aquel la aspereza de la pimienta que pica en la nariz; éste llama con el perfume de sus flores que en el Huembes tienen nombres caprichosos: polveras, jacintas, musas, veraneras… La mayoría de estos puestos están regentados por mujeres con delantal. Mujeres fuertes, morenas, regordetas, bulliciosas. Mujeres que se abanican mientras llaman con las más acarameladas frases a los compradores que caminan presurosos entre los pasillos apretados del Huembes.
Una de estas comerciantes es Alba Luz Rodríguez, beneficiaria de Usura Cero. Hoy es jueves, ya hace una semana que a Rodríguez y otras compañeras las entregaron el primer desembolso desde que el Mific levantó el castigo a las comerciantes del mercado. Rodríguez es la coordinadora de su grupo solidario (“Jehová Proveerá”) y está encargada de recaudar el pago de las cuotas entre las otras ocho socias para no fallar con el Programa. Usura Cero trabaja así, con grupos de entre cinco y diez mujeres que se unen y se comprometen a pagar a tiempo los montos acordados. Si una falla, todas asumen la deuda.
Rodríguez recibió 5,500 córdobas, con los que compró tres bolsas de juguetes para abastecer su tienda. Entre todas las socias –que recibieron montos similares– tienen que pagar 3,150 córdobas semanales con una baja tasa de interés del cuatro por ciento.
–Antes prestaba a las financieras privadas con una tasa de interés del 20 por ciento y no me funcionaba para nada. Esa gente a una la revienta–, dice Rodríguez.
–¿Cinco mil córdobas son suficientes para su negocio? –, le pregunto.
–A una le ayuda el préstamo porque nos levanta, pero la verdad es que yo invierto mil dólares en juguetes cada dos o tres meses–.
–¿Y dejó de trabajar con las financieras privadas? –.
–Sí. A una le debía cinco mil dólares y ahora, gracias a Dios, sólo 800–.
–¿Utilizó parte del dinero de Usura Cero para abonar a esa deuda?
–No. Agarré eso y compré tres bolsas de juguetes. Y ahora tenemos que pagar para quedar bien, porque todas estas mujeres quedaron mal la primera vez. Ahora sólo estamos las seleccionadas, las que pagamos–, dice con un tono de orgullo Rodríguez.
La principal queja de las comerciantes del Huembes hacia Usura Cero es el tamaño de los montos: poco más de cinco mil córdobas no es suficiente para mantener un puesto bien abastecido en el segundo mercado más importante de la capital. Muchas invierten hasta tres veces esa cantidad y la mayoría mantiene compromisos con microfinancieras privadas.
Alicia Ríos, una señora muy delgada, encorvada y de risa fácil, es una de las comerciantes que desea que aumenten las cantidades prestadas por Usura Cero. Ríos tiene un puesto de verduras (papas, zanahorias, chiltomas, cebollas y ajos) y dice que para aumentar su oferta necesita más dinero.
“Es muy poquito”, dice Ríos, “pero nos ayuda. Si nos dieran más sería mejor, porque así crecería más el negocio. La gente va al puesto que ofrece más cosas”.
“AQUÍ HAY BUENA Y MALA PAGA”
Elena Leticia Borge es la coordinadora de Usura Cero en el mercado Roberto Huembes. Las últimas semanas esta mujer, comerciante también, ha estado ajetreada conformando los grupos que serán beneficiados con los préstamos. Ya hay conformados veinte y en el primer desembolso se beneficiaron a 73 mujeres. Los únicos requisitos son la copia de la cédula y tener la matrícula de su puesto actualizada.
Borge pasa la mayor parte del tiempo recorriendo los pasillos del Huembes, platicando con las comerciantes, buscando a nuevas socias para Usura Cero. Esta tarde tuvimos la suerte de encontrarla ordenando su puesto de flores y especies, coronado con la bandera rojinegra del Frente Sandinista, la única que se mira por este sector del mercado.
Borge cumplió el 19 de abril 20 años trabajando en el Huembes. Dice que es una de las fundadoras del mercado y por lo tanto fue escogida para coordinar el programa gubernamental. Ella, explica con orgullo, se “entiende” directamente con las autoridades del Mific, a quienes entrega las solicitudes de préstamos que hacen las comerciantes, quienes se dirigen a esta mujer con respeto. “Aquí se presta sin distinguir colores políticos. Se presta por igual”, aclara Borge.
–Pero ha habido atrasos con los pagos–.
–Encontrás buenas y malas pagas. Sí hay gente que se atrasó con los pagos y eso retardó el desembolso de los fondos. Pero hay grupos buenísimos que pagan un día antes–, explica.
–¿Y usted se beneficia con los préstamos? –
–No, yo no. 5,500 pesos son muy poco para mi negocio–.
LLAMADO A PAGAR PUNTUAL
La mayoría de mujeres consultadas para este reportaje coincidieron en que la morosidad de algunas beneficiadas con los fondos de Usura Cero es uno de los principales problemas a los que se enfrenta el programa. El hecho de que sea un proyecto del Gobierno –impulsado con el discurso populista y clientelista que caracteriza a esta Administración– hace que muchas mujeres decidan no pagar, explicaron comerciantes del mercado Huembes.
Y aunque las autoridades del Mific no han presentado un informe concreto sobre el porcentaje de reembolso de los montos entregados, declaraciones de la directora del programa, Leonor Corea, dan una idea del problema de falta de pago de algunas beneficiarias, que preocupa a las autoridades. En declaraciones al oficialista Canal 4, Corea dijo:
“Hacemos un llamado a la puntualidad en los pagos, para que así se puedan beneficiar otras mujeres. Siempre hay compañeras que se atrasan. Las que no cumplen, salen del grupo solidario, que tiene que pagar el crédito. Nos reunimos con las compañeras para conocer los problemas que tienen para pagar”.
LA VERSIÓN OFICIAL
Otra de las críticas que han caído sobre Usura Cero es el carácter político del programa. Algunas mujeres se quejaron de que deben formar parte de los Consejos del Poder Ciudadano (CPC) –el proyecto político del presidente Ortega– para ser beneficiadas con los fondos. Leonor Corea hizo un llamado a las mujeres interesadas, a que se reúnan en grupos de cinco “y busquen al CPC de su barrio”, a pesar de que Usura Cero se financia con dinero público y donaciones.
“Trabajamos a partir de lo recuperado”, dijo Corea. “Hemos entregado 611 millones de córdobas en créditos. En dos años de trabajo las mujeres han recibido créditos de 1,300 dólares. Por eso deben pagar puntual, porque entre más rote el pago permite llegar a más mujeres”, reiteró.
Confidencial solicitó una entrevista con la directora de Usura Cero, pero la solicitud quedó engavetada en la dirección de Relaciones Públicas del Mific.
Hasta octubre de 2008 Usura Cero tenía presencia en Managua, León, Chinandega, Carazo, Estelí, Granada y la Región Autónoma del Atlántico Sur (RAAS). Fuera de Managua, hasta esa fecha el programa había beneficiado a cerca de diez mil mujeres. Corea explicó que desde abril comenzaron a trabajar en los municipios más pobres del país, como Prinzapolka, la desembocadura del Río Grande y zonas caribeñas como Corn Island y Laguna de Perlas.
El programa tiene sus oficinas centrales en Managua, donde se procesan los créditos, pero también cuenta con equipos departamentales encargados de reunir las solicitudes y entregar el dinero.
“La mayoría de mujeres beneficiadas son cabeza de familia, otras trabajan con el marido o se involucran con ellas en el negocio porque no tienen trabajo. Hay mujeres que involucran también a sus hijos”, explicó la funcionaria, sin dar datos precisos de las características de las usuarias de Usura Cero.
TAIWÁN: “UN EXCELENTE PROGRAMA”
* Gobierno dice que el 96.6% pagaron a tiempo sus préstamos
En la cómoda sala que antecede a su despacho, decorada con pinturas de trazo fino que muestran paisajes orientales, el embajador de la República de Taiwán, Chin-Mu Wu, esboza una sonrisa de satisfacción cuando se le pregunta su opinión por el programa Usura Cero, al que su país acaba de desembolsar un segundo monto de 400 mil dólares. “Nos parece excelente”, dice Wu.
Taiwán apoyó desde un inicio el programa gubernamental, al que entregó un monto de 9,7 millones de córdobas en 2008, con los que se beneficiaron 1,800 mujeres de León, Managua y Masaya, según las cuentas entregadas a la embajada por el Mific.
“No es un regalo para la gente, es un préstamo. Usura Cero entrega una pequeña ayuda que puede tener un gran efecto. El costo es mínimo y el beneficio es enorme”, dice el embajador Wu.
La información del Mific, facilitada a Confidencial por la embajada de Taiwán, muestra que el 96.6% de las mujeres beneficiadas con los fondos entregados por el país asiático pagaron a tiempo sus préstamos, y un 99% de ellas habían invertido el dinero en su negocio. Esas estadísticas, aceptadas por Taiwán, son suficientes para un segundo desembolso. El embajador Wu dice que no le dan un seguimiento al gasto de los fondos taiwaneses, sino que se conforman con las cuentas entregadas por el Mific.
Al mencionarle las críticas que algunos sectores hacen del programa (catalogado como clientelista), el diplomático dice que ha conversado con las autoridades del Mific al respecto, “pero eso no es un factor” para realizar los desembolsos. “Si hay buenos resultado”, afirma, “el apoyo va a continuar. Usura Cero me parece uno de los programas más exitosos del Gobierno. Deben hacer más programas como Usura Cero”, afirma el embajador Wu.
Pero quien no está tan convencido de la transparencia de Usura Cero es el diputado Carlos Langrand, de la Bancada Democrática. Langrand, quien formó parte de la Comisión Económica de la Asamblea Nacional, dice que Usura Cero es un programa rodeado de interrogantes y con poca transparencia.
“Sus fondos son utilizados de manera partidaria, hay mucho desorden y el impacto no es medible. El Gobierno debe aclarar y rectificar la forma cómo usa esos fondos, porque el dinero es usado de una manera más bien egoísta”, explica el legislador.
Langrand y un grupo de diputados advirtieron la necesidad de hacer una auditoría a Usura Cero para esclarecer el uso de los fondos públicos que el programa recibe, pero esa recomendación quedó en proyecto, dice, a causa de lo que llama “falta de autoridad”. La Asamblea Nacional ha estado inmersa en una profunda crisis que la ha mantenido paralizada, por lo que la atención de los legisladores se centra en los problemas político-partidarios.
Ahora que Usura Cero pasa a formar parte del Banco Produzcamos, cuya formación fue aprobada por la Asamblea tras meses de debates, se abren mayores posibilidades de control de los fondos públicos, aunque el diputado Langrand advierte que el banco y sus programas “tienen muy pocas probabilidades de éxito”.
HISTORIAS DE ÉXITO Y FRACASO CON USURA CERO
El trac, trac, trac, de la máquina de coser de Rosa García (33 años) no para esta tarde gris, que amenaza con ser lluviosa. La mujer, que vive en el Reparto Álvaro Mercado de San Marcos, Carazo, está sentada frente a la máquina, los ojos fijos en la aguja, mientras las manos resbalan con habilidad una de las prenda de sus hijas. García, sin levantar la vista de la prenda, cuenta lo bien que le ha ido con los préstamos entregados por Usura Cero.
Esta mujer ha recibido tres desembolsos, el primero de ellos a comienzos de 2009, con un monto de 5,500 córdobas. Su grupo, llamado “Mujeres triunfadoras”, ha pagado puntualmente las deudas, lo que ha permitido ganarse la confianza de los encargos de Usura Cero en Carazo. García recibió su tercer préstamo en enero y paga una cuota semanal de 177.50 córdobas a un plazo de ocho meses, con lo que devuelve a Usura Cero 5,680 córdobas, de los que 180 representan los intereses cobrados por el programa.
García, que vive con su esposo (albañil) y sus cuatro hijos, ha invertido el dinero en la pequeña pulpería que regenta en su casa, pero también la compra de tela para elaborar sábanas y cobertores que luego vende. También compró ropa y zapatos para venderlas a las obreras de las zonas francas que se han convertido en la esperanza de trabajo para centenares de habitantes del departamento.
“Hasta ahora hemos trabajo bien. Lo que me gusta del programa son los intereses bajísimos, porque con las financieras que trabajaba me cobraban intereses del 17%”, explica García.
Esta mujer, sin embargo, espera que los montos del programa aumenten, porque lo prestado hasta ahora es muy poco para hacer florecer su pulpería y el negocio de costura. “La coordinadora dijo que vendrían mejores beneficios y que los montos van a ser más grandes”, dice.
En este barrio de San Marcos Usura Cero está ligado directamente con el Frente Sandinista. García dice que para formar parte del programa tuvo que entenderse con la coordinadora de los CPC locales. A cambio de mantener los beneficios, a García le exigieron participar en actividades de esa organización, pero la mujer aclara que ella no tiene tiempo para eso, por lo que se comprometió con mandar a sus hijos cada vez que hay una actividad de los CPC.
Si a Rosa le ha ido bien con Usura Cero, su hermana Araceli cuenta una historia diferente. Ella vive en el reparto Martín López, también de San Marcos, y como Rosa fue reclutada por los CPC para formar parte del programa. Araceli se unió a otras cinco mujeres y formaron un grupo que llamaron “Mujeres unidas”. Cada una recibió 5,500 córdobas, con el compromiso de pagar 180 córdobas semanales. Araceli era la coordinadora del grupo, por lo tanto a su cargo estaba recoger los abonos. Pronto dos de sus compañeras comenzaron a fallar.
“Dijeron que no podían pagar, quedaron mal y hasta terminamos peleadas”, cuenta en la sala de su casa, una construcción de ladrillo y techo de láminas. “Hasta ahora no han cancelado, pero fueron a hacer un arreglo a Jinotepe. El coordinador nos dijo que ellas tienen que pagar para que nos salga un segundo préstamo”, agrega.
Araceli invirtió el dinero en ropa y sandalias que, al igual que su hermana, vendía a los obreros de las zonas francas cercanas. Dice que el dinero fue importante para independizarse del salario de su marido y “salir adelante”.
“Fue una buena experiencia, lástima que no pude seguir trabajando. Pero yo no quedé mal”, aclara.
Una experiencia similar vivió Milagros de los Ángeles Calderón, de 23 años, que trabaja en un puesto de electrodomésticos del mercado de Jinotepe, centro formado por laberintos de puestos donde se venden, entre otras mercancías, hasta las cocinas del Alba donadas por el Gobierno de Ortega.
Milagros recibió en 2007 un préstamo de cinco mil córdobas que invirtió en arreglos para su casa. Ella, invitada por los CPC, formaba parte de un grupo de siete mujeres, de las que cinco no pagaron sus préstamos.
“Me tuve que salir porque no me gustaba eso de que por una que fallaba teníamos que pagar todas. Me di cuenta que mucha gente quedó mal”, explica. Al no pagar los préstamos se cancelaron y Milagros dice que no sabe si los montos fueron recuperados.
La muchacha, blanca, regordeta, de hablar fácil, dice que tiene “curiosidad” por regresar a trabajar con Usura Cero, pero también tiene medio de volver a hacerse responsable de las deudas ajenas. Dice que el programa “es bonito” porque ayuda a las mujeres y porque cobra intereses más bajos que los bancos (“los bancos son jodidos”, aclara), pero teme que su intento termine mal, como la primera vez. “La queja no es hacia el programa, es hacia las personas. Yo no quiero que me vuelvan a hacer que queda mal”, explica Milagros.
“DISTORSIÓN EN TASAS DE INTERÉS”, ADVIERTE EXPERTO
* Usura Cero y el mercado de las microfinanzas
El Gobierno ha comparado el programa Usura Cero con las iniciativas de microcrédito que el sector privado ha desarrollado en el país desde hace 15 años, y que han sido catalogadas como “criminales” por el mismo presidente Daniel Ortega. Para Julio Flores, gerente del Fondo de Desarrollo Local, una empresa de microfinanzas con sede en la UCA, ese discurso oficialista ha dañado la imagen de estas empresas, pero no ha significado un golpe en lo que a disminución de clientes se refiere. Flores analiza para Confidencial los principales puntos que marcan las diferencias entre la iniciativa gubernamental y el trabajo de las instituciones financieras privadas.
- Usura Cero está dirigido a microempresas urbanas en manos de mujeres que hacen actividad comercial, con pequeños negocios, en los mercados y en los barrios. Este es el sector que las instituciones de microfinanzas han atendido en los últimos 15 años. El programa vino a atender un sector que ya estaba atendido. Las instituciones de micro finanzas vinimos a darle una respuesta, a costos razonables, a este sector tan importante de la economía nacional.
- Los estudios que hemos hecho muestran un gran impacto y satisfacción enorme de las microempresas beneficiadas con créditos de las instituciones financieras. En el caso de Usura Cero no se conocen detalles, no sabemos cuáles son las tasas de recuperación ni el impacto que el programa ha tenido.
- El programa causa una distorsión en las tasas de interés del mercado. Una tasa de interés del 5% es una tasa totalmente subsidiada, no es una tasa de mercado. Un sector de clientes empieza a tener como referencia esa tasa, y cree que ese debe ser el costo del crédito. El costo es mucho mayor, principalmente en el sector del microcrédito. Nosotros recibimos los fondos con intereses del 9 al 10%, sin meter costo administrativo, por lo que no es posible prestar al 5%.
- El Gobierno puede implementar tasas de ese nivel porque usa recursos provenientes del Presupuesto General de la República. Son fondos que al final no sabemos si van a ser recuperados.
- Las instituciones de microfinanzas tenemos la tecnología y la agilidad para resolver de inmediato las solicitudes de créditos. Usura Cero no tiene ni la tecnología, los mecanismos ni las oficinas para atender las solicitudes. La gente recibe un crédito, pero no estoy seguro que el programa tenga la habilidad para renovarlo.
- Con los programas del Gobierno la gente tiene la expectativa de que el dinero, por ser del Estado, si no lo paga no pasa nada.
- La carta del sector cayó en 90 millones de dólares en 2009 debido a la crisis financiera internacional y al movimiento de no pago. Los flujos de financiamiento van a seguir disminuyendo y los programas que tiene el Gobierno no van a sustituir la oferta de crédito que se ha caído.
Lo que hizo Usura Cero es utilizar la metodología del Grupo Solidario que hemos utilizado las instituciones de microfinanzas. Lo que no ha tenido continuidad en el programa ha sido la renovación de los créditos de manera ágil.
Comentarios
los felecito por el banco q tienen y la oportunidad q le dan credito a la gente q necesita un credito para poder vivir ha q parece los felecito y sigan adelante con el proyecto del banco
La idea del proyecto usura 0 es correcta en brazil hay un banco "Banco popular de Brazil" creado por Lula que da prestamo a pequeños negocios y vendedores ambulantes en el cual estipulo un porcentaje de perdidas y el plazo a recuperacion de la inversion, las cosas no son de un dia para otro, todo tiene su tiempo, solo hay que saber administralo bien. El prestamo personal es de C$ 5000 la cantidad administrada es mayor de C$ 2.5 millones
Creo que hay un error en la información :
C$ 2.5 millones entre 6,000 clientes da C$ 416.67 per cápita lo cual es ridículo.